Y los muertos se alzaron al escuchar la Música (Johan Scarlet)

15 años atrás
El fuego del granero se extendía rápido, sin pausa, voraz en busca de una víctima que deborar para su incesante hambre, el pequeño niño escondido entre la paja tosía asfixiado por el humo, las lagrimas escocían en sus ojos producto de la irritación y el terror. Fuera del granero se escuchaban los gruñidos de los asaltantes, los gritos de los moribundos y, por encima de ello, el silencio de los ya muertos. El pequeño niño escuchaba todo eso con sus sentidos agudizados por el miedo mientras rezaba a los dioses como le habían enseñado de pequeño para que todo este caos llegase a su fin, despertando en su tranquilo camastro de paja. Pero nadie le hace caso a los rezos desesperados y sus oraciones solo caían en saco roto.
El pequeño niño se acurruco en el pajar esperando el fin, su infantil mente no comprendía mucho pero sabía que no sobreviviría al voraz fuego, cerro los ojos y su conciencia poco a poco le fue abandonando ante los efectos del humo, pero justo antes de caer en la inconsciencia creyó escuchar una lugubre canción que se alzaba sobre el pesado silencio de los muertes y el molesto ruido de los gritos, una endecha fúnebre y oscura que parecía hacer caer una tela de tranquilidad sobre el aterrado niño...pero estaba tan cansado...

Vondarlak, antaño conocido como Volarion Di'sherian observó desde el tejado de una casa del pequeño pueblo como los bandidos atacaban, destruían y arrasaban todo a su paso, pronto la orgía de sangre se convirtió en una matanza sin regla, y las mujeres supervivientes fueron preparadas para el "pago de los conquistadores". Repugnante. No obstante había algo que le llamaba la atención, algo le hacía fijarse en el granero en llamas que había sucumbido al principio de la lucha. En seguida una baraja de cartas empezó a girar levitando a su alrededor cada vez más deprisa y deprisa hasta que, de golpe, se paró, una carta estaba enfrente del granero justo enfrente, Vondarlak la giro lentamente.
La Muerte.
Las cartas rápidamente volvieron a girar a su alrededor y Vondarlak se dejo caer corriendo hacia el granero. El destino era claro en esto, sea lo que fuese que hubiese en el granero había de ser rescatado.

Primero, hubo gritos graves de alerta, luego frenéticos gritos de terror y para terminar, agónicos gemidos de muerte. Nada podía detener el poder del elfo que se movía como un rayo entre ellos haciendo girar sus espadas cortas en sus manos como si fuesen las baquetas de una orquesta invisible. Girando, esquivando, saltando...todo en una danza perfecta al ritmo de una música que nadie podía escuchar, la música de la muerte. En un momento Vondarlak saltaba desde la parte de arriba del granero instantes antes de que se desmoronara todo, en posesión de un pequeño bulto envuelto en su propia capa negra, los dados estaban echados era hora de dejar hablar al destino.

Lo siguiente que recordó el pequeño niño fue la dureza del suelo de madera, el traqueteo de un carro, y el aroma a flores, pero lo que recordaría toda la vida era la música, su despertar estubo acompañado de una endecha oscura y triste que se colaba en cada recoveco de su cuerpo, una triste canción de laud que haría llorar al mismo Demonio, al abrir los ojos vio a un elfo vestido con cuero negro, tocando un laud de extraña manufactura con ardonos de hueso. El elfo le miro con unos ojos vacíos y oscuros y lo supo, se convertiría en alguien como él o moriría en el intento.
No sabía cuanta verdad tenía ese pensamiento.

//Editado con la introducción para mejor entendimiento.

10 años atrás
-Torpe zopenco humano, es tan solo un ejercicio de estiramiento de nivel intermedio ¿Cómo te puede costar tanto algo tan simple?
Decir que Vondarlak era un profesor paciente era exagerado, decir que era un profesor irascible se acercaba a la verdad, decir que simplemente no toleraba un fallo en cualquier lección que hubiese enseñado una vez era lo exacto. Johan llevaba ya 5 años estudiando, tocando y entrenando bajo la insigne enseñanza del elfo, esgrima, música, filosofía, diplomacia, magia, prestidigitación... y la lista seguía, horas y horas de entrenamiento en demasiadas materias para un niño pequeño que aún no entendía del todo para que servía cada cosa.
Con un suspiro Johan se apresuró a formar la pose con la espada de práctica al lado de Vondarlak, con ambas piernas estiradas formando un ángulo de 75º, el torso ligeramente inclinado y los brazos prestos para lanzar una estocada o defenderse de un ataque horizontal o vertical. Tras un escrutieno severo por parte del elfo, pasaron a la siguiente postura, como una danza coreografiada, "Jabalí baja de la Colina" da paso a "Rayo parte árbol" y concluye con "Garza alza el vuelo" volviendo a "Guardia de León en 4º", los movimientos eran ya mecánicos en Johan que los seguía tan rápido como podía imitando a su maestro, la espada de madera segaba el aire al ritmo mientras una pirueta, un medio giro o un salto eran encadenados para dar forma a una batalla imaginaria contra 3 enemigos. Los minutos pasaban y el pequeño empezaba a respoblar, tambalearse y temblar por la presión sometida a sus músculos, en medio de "El ganso rompe el agua" Vondarlak se detuvo y miro al pequeño.
-Suficiente, envaina la espada con "Recoger el Abanico" y practica los desenvaines desde sentado, tumbado y agachado durante 15 minutos, prepararé la comida mientras tanto.
-Si, maestro.
Siguiendo la serie de movimientos para envainar ritualmente su espada de práctica observó como el elfo marchaba hacia la lumbre del campamento, durante 5 años se había repetido la misma rutina, intercalando los entrenamientos físicos con los mentales, el elfo parecía nunca cansarse hiciese lo que hiciese con una resistencia sobrehumana de la cual no dudaba en alardear delante de las mozas que abarrotaban las tabernas del camino, con un suspiro insatisfecho se apresuró a practicar los desenvaines. "Un buen espadachin ha de saber desenvainar su arma y atacar al mismo tiempo, sea cual sea la postura y el momento en que te ataquen" era una máxima muy cierta, pero ni eso consiguió cambiarle el ánimo de abatimiento que le llenaba...

7 años atrás

Y por fin, la civilización. Incluso en la más pequeña de las ciudades se respiraba una atmósfera distinta que en el pueblo más grande. Casas mal construidas y apelotonadas formando estrechos callejones, tabernas de mala muerte, ladrones y mercaderes con más ego que sentido común.
Johan miraba a todos lados asombrado ante las maravillas que veía, gente de todas las razas y estilos ocupados en sus quehaceres apenas les dedicaban una mirada pasajera, el olor había cambiado, el color había cambiado, hasta Vondarlak había cambiado. Su mueca triste se veía sustituída por una sonrisa deslumbrante y unos modales elegantes, una andar variopinto y estiloso, rápidamente se dirigieron a la posada más cercana.
Entraron como si fueran los dueños.
Bueno, pronto lo serían.
-Muy buenos días, agradable posadero. El posadero miró al elfo con abierta hostilidad y siguió con su importante tarea de sacarse algo desagradable de la nariz.
-Me llamo Vondarlak, el bardo elfo. El posadero miró al elfo con abierta amabilidad, la hiprocesía está al orden del día.
-¡Muy bien día tengais maese bardo! Que alegría que hayais decidido venir a mi posada.
-¡En verdad es la mejor posada de la ciudad maese posadero! ¿Qué podeis ofrecernos para que nos quedemos aquí? La sonrisa de Vondarlak se asemejaba mucho a la de un depredador.
-La mejor habitación de la posada por supuesto y la comida y cena gratis, incluida bebida en ese momento, las propinas de los parroquianos que os echen también pueden ser vuestras.
Vondarlak asintio con una sonrisa y tras un elocuente discurso de lo limpia y cuidada que estaba la desvencijada posada decidió subir a acicalarse y prepararse para la hora de la comida en la taberna de la sala común.
-Johan, subiré tus cosas, tu da una vuelta por ahí, no te necesitaré en todo eldía y seguro que aprendes algo en la ciudad hoy.
Con la sonrisa más siniestra que le había lanzado en su vida, Vondarlak subió a la habitación. Pero a Johan le importaba poco, estaba en una ciudad y le dejaban irse fuera, solo, libre.

"Es bueno" Pensaba Johan al mirar al trilero que hábilmente timaba a las buenas gentes que eran embaucadas por su juego, dio otro mordisco a la golosina y siguió mirando, era un estilo clásico, apartaba la mirada de sus manos mientras hábilmente deslizaba la pelotita a una manga, quedándose las tres libres, todo ello tras "perder" algunas veces para ir doblando las apuestas. Una pequeña señorita de apenas 15 años rio graciosamente al perder unas pocas monedas, se la notaba acaudalada por sus ropas, de buen corte y tenía un hermoso cabello rubio que se deslizaba por su espalda en bucles hábilmente tejidos. Luego Johan se preguntó si podría haber actuado de otro modo, probablemente no.
Tras perder 2 monedas de oro enteras, la jóven muchacha se fue con una sonrisa al trilero y un gracias por el divertimento. Quien tiene oro puede tener más.
Johan se dispuso a seguir su camino tras la distracción del trilero y de la bella muchachita cuando los vio, 3 tipos embozados separados algunos metros entre el gentío seguían a la muchacha. Ellos no estaban antes del trilero pero estaban después, tenían un andar de depredador y les rodeaba la codicia. Era demasiado jóven para entenderlo. Johan se lanzó a seguirles sin pensar un momento. Él era un caballero-bardo, tenía una espada larga de hierro que para su edad servía como una espada de dos manos, fina y firme de buena manufactura e iba a salvar a la damisela en apuros. Valiente estúpido.

La damisela se lo puso fácil, quiso acortar camino por un callejón en donde fue rápidamente emboscada por los 3 matarifes, las dagas salieron de la vaina y un estoque la apuntó al cuello con la más que arquetípica frase "la bolsa o la vida".
Entonces intervino el jóven bufón, "Dejadla", gritó y desenvainó su acero, sus manos estaban sudorosas y el miedo empezaba a impregnar su cuerpo pero ni por asomo como la excitación del momento.
Los bandidos rieron y dos se dirigieron a él con lenta parsimonia, una daga cada hombre, le fueron rodeando.
Entonces saltó el golpe de una daga como si fuese una serpiente, hacia el cuello de Johan. Con una media pirueta pasó por debajo, giro sobre si mismo y golpeó con la parte roma del arma en la rodilla del primer rival mientras ejecutaba "Escriba blande pluma" deteniendo la segunda daga hacia su ingle. Un salto y otro giro y la sangre saltó a chorro de la carótida tras ser ejecutada "Jabalí baja de la colina". Los movimientos eran mecánicos, fáciles. Él era rápido, ellos lentos. Mientras el bandido caía desangrado lanzó una patada a la ingle del otro matarife que aún se recuperaba. Tras doblarse en dos le apuñaló en el corazón con "agua desbordada".
El tercer matarife había huido como alma que lleva el diablo y la chica se encontraba en el suelo gimiendo de terror mientras miraba a su "salvador".
Según los cuentos y canciones que había aprendido ahora vendrían las lagrimas, las gracias y los besos.
Un chillido de terror, un taconeo apresurado y unos rizos rubios que desaparecían por el mismo sitio por el que había huido el ladrón.
Johan parpadeó...

-¿Qué has aprendido hoy, muchacho? Vondarlak miraba con atención al pequeño, la mirada de un hombre bueno cambia tras matar por primera vez, los ojos azules de Johan le respondieron con su habitual mirada de aburrimiento.
-Lo fácil que es matar.

Me gusta como escribes.

Te metes en la historia con facilidad al leerla. Desde aquí te animo a que sigas escribiendo si disfrutas con ello, porque no se te da nada mal. xD

Pxs también para ti.

Te los doy dentro, y sino me das un toque.

Frío.

Sentía un frío terrible.

Tenía que despertar o se helaría.

Y entonces, abrió los ojos. Se encontraba en una extraña habitación circular con olor a incienso, rosas y componentes de las más terribles magia. Y olía a muerte.
El frío que sentía era el de la dura mesa de metal en la que estaba tumbado, la poca luz producida por los oscuros componentes que brillaban en la noche le permitían ver que en la mesa y alrededor de ella se entrelazaban formas geométricas y runas tintadas en sangre.
El brillo del cuchillo desvió su atención. Un hombre (un elfo) blandía un cuchillo envuelto en una túnica negra mientras, susurrante, entonaba un oscuro himno a un dios terrible y pagano. Un dios al que Johan había aprendido a adorar, un dios al que Johan había aprendido a temer.
Su instinto le gritaba que huyese pero al intentarlo se dio cuenta de que estaba atado a la mesa por sendas cadenas, el elfo se acercaba lentamente con el cuchillo en la mano. El ruido de sus pasos descalzos resonaba en toda la habitación como contrapunto a su perfecta voz. Johan cerró los ojos.

El cuchillo rasgo la piel y la sangre empezó a derramarse sobre Johan, cayendo de la mano de su tutor justo sobre el corazón del muchacho. Al tocar la carne la sangre siseaba y quemaba como ácido, perforando su cuerpo hasta el latiente organismo. La mano de la Muerte se cernió sobre su alma y le apresó.
Vodarlak empezó a entonar un oscuro hechizo ritual mientras con la mano apretaba fuertemente la carne del muchacho, Johan gritaba retorciéndose de dolor mientras sentía algo. Algo crecía dentro de su pecho, algo rodeaba su corazón, algo parecía querer deborar su corazón. Y dio el mordisco.

Hace 4 años, dos días después del ritual

Vondarlak observaba al joven que se debatía entre la vida y la muerte retorciéndose de dolor en la cama de doseles. Por fin había llegado el momento de comprobar si Johan serviría para ser su heredero y pasar el primer ritual que haría en su vida. El Quiste Madre, instaurado dentro de su corazón podía ocurrirle 3 cosas, la primera es que su cuerpo la rechazase y el Quiste Muriese, si eso ocurría Vondarlak lo mataría al instante pues sabía demasiado; la segunda que el Quiste produjese un paro cardíaco y matase a Johan; por lo que no sería digno de soportar la maldición del Bardo de la Muerte y recibiría su justo castigo y por último, que el Quiste se convirtiese en un parásico de su corazón, el Quiste poco a poco devoraría el corazón de Johan y se iría conformando un vacío en su pecho que acabaría con todas sus emociones convirtiéndolo en un "viviente muerto", cuatro intentos cuatro fallos, Johan sería el quinto...y a la quinta iba la bencida ¿no?
Si Johan sobrevivía a este ritual y vivía lo suficiente, se convertiría en un ser lo suficientemente poderoso como para ser el justo heredero del actual Bardo de la Muerte y posiblemente, el último heredero.

Vondarlak dejó al muchacho en su cama y se fue a su habitación, se desnudo y miró en el espejo el hermoso cuerpo que le reflejaba. Él no tenía ninguna marca, ninguna mutación que manchase su cuerpo ni siquiera se tomaba hierbas o pócimas para mejorar su destreza en combate o su apostura. Todo era natural en él. Eso mismo era una desventaja para si mismo, aunque de jóven era considerado un genio con un talento incomprensible, un poder tremendo y un físico esplendoroso para la esgrima nunca tendría el poder suficiente para ser eternamente el Bardo. Su misión era conseguir al perfecto cantante de las endechas oscuras, aquel que susurra palabras de muerte a los moribundos de los campos de batalla...eso, o dar el importante paso para que su discípulo siguiera el camino.

Se vistió con sus vestimentas rituales de combate, una camisa negra, su coleto de cuero negro de un animal ya extinto, un chaleco tachonado, pantalones gruesos del mismo material que el chaleco y unas botas elegantes con un tacón demasiado alto para unas botas de hombre que siempre había usado cuando era necesario disfrazar ciertos objetos o esconderlos...merecía la pena. Cogió sus arcanas espadas cortas y pulió el cinturón y las vainas que las sostenían, mientras hacía eso empezó a recordar el camino que le había llevado a ese lugar lleno de oscuridad y putrefacción del cual ahora era consejero y prácticamente amo. Educado en magia, espada y música había tenido una vida fácil con siempre curiosidad y ambición insatisfechas que le llevaron a experimentar con magia prohibida, a un juicio, condena y exilio...a más experimentos...Volarion Di'sherian murió el día que la nigromancia se hizo el arte predominante en él. El primer Bardo de la Muerte capaz de matar con un discurso, un hechizo o una espada. Eso era el Bardo de la Muerte, eso era en lo que Johan tenía que convertirse. Con decisión abrió la puerta de su habitación y salió hacia la calle calándose el sombrero negro de ala ancha y la capa terciada al hombro, hacía un día espléndido de primavera que había que estropear.


Tu entrenamiento ha terminado, es el momento de que sigas tu propio camino, nos volveremos a encontrar cuando llegue el momento de ascender al siguiente nivel de tu conversión, en los libros encontrarás la información que necesitas, lo que eres y lo que deberás ser, SOBREVIVE. Firmado: V

Johan observó con una cara de tedio absoluta la carta, había cambiado desde el ritual. Ahora era un ser de una malignidad oscura e inquietante. La vida no significaba nada para él, así como la muerte. ÉL estaba por encima de ella, igual que su tutor, eran servidores de algo más alto y lo serían siempre. Sus ambiciones serían cumplidas así como las de su señor y si para ello tenía que asesinar, manipular, arrasar o humillarse, lo haría sin pensar. Había clero que unificar, sacerdotes que aconsejar y planes que tramar hasta cumplir las espectativas de su maestro...pero por lo pronto se iba a tomar unos años de vacaciones, practicar con la espada y mejorar y ampliar su repertorio de canciones, aprender modales de corte de todos los lugares del mundo.
¿Y luego? Bueno, luego estaba claro, su tutor le había dejado 3 cosas, la carta, una bolsa de oro con 400 piezas (que pensaba terminar multiplicando por 15 así se muriese) y un mapa con una daga clavada en una ciudad muy famosa incluso por estas lejanas tierras. Serena. Ahí empezaría la caída del orden establecido.

Pronto el ganado que la gente llamaba "humanidad" caería bajo el poderoso tacón del Todopoderoso señor de la Vida y la Muerte.

Y es que, alabado sea Necros en su bondad.

Acabo de leerlo todo, me gusta man, está bueno como llevas la historia ^^

Te dedico un aplauso por lo que llevas

Muy buena Bardo molon!

Ya te daré tus recompensas por ser "buen" chico

Compañero de Faena

2 años atrás

Las posadas de camino tenían ciertos matices comunes, para empezar todas olían mal, todas estaban sucias y en todas concurrían de la clientela más variada agrupada por "sectores", campesinos con campesinos, mercaderes con sus mercenarios, aventureros de medio pelo y por supuesto, bandidos y salteadores de toda calaña. Para un bardo era muy importante saber identificar a la clientela, saber como contentarla y que canción tocar dependiendo de la atmósfera reinante y, aún más importante, cierto grado de autocontrol y la suficiente simpatía para no levantar sospechas ni iras de ninguno de los bandoleros conocidos que, tan pronto podían reir y divertirsecon una historia tuya y de pronto pegarte una puñalada y robarte todo lo que tuvieses.

Para Johan esta era una noche cualquiera, peleas de taberna, insultos, intentos de ligarse a la camarera y mucho tiento. La posada era "El Muerto Arcano" que al exterior poseía el dibujo de un hombre ahorcado...lo cual deja libertad de pensar sobre la calidad del escriba que escbrió el nombre, era una posada a medio camino entre varios pueblos y una ciudad, de nombre impronunciable, al este del continente en medio justo de la intersección de los caminos. Por lo que era en resumen, una posada grande, casi siempre llena y con grandes beneficios a menos de un día de camino de la ciudad. Como lugar no estaba mal, el estofado era espeso pero rico, la carne apenas de 4 días y el pan de tan solo ayer, el vino no demasiado aguado y se traba a los bardos con más respeto que los últimos compotamientos vergonzosos.
La canción que había decidido tocar era una vieja cantinela militar bárbara, que empezaga algo como "A sus mujeres mataremos, y a su ganado violaremos, y cuando saciados estemos, volveremos a empezar", salvaje, bárbara y con poco estilo, justo lo necesario para medrar entre los ignorantes que le rodeaban. Al acabar la canción, unos aplausos, risas y rugidos de los más entusiastas saludaron al bardo cuando inclinó la cabeza y se decidió por la barra para remojar el gaznate.
La camarera por mal nombre Yezalasa le sonrio encantada, era joven y había empezado a trabajar hacía apenas 3 meses y era de esa clase de mujeres locuaces con los muchachos rubios y apuestos con ropa cara y labia de sobra, le había contado que era el primer bardo que veía, que había escuchado muchos relatos de ellos y tras 2 copas de vino, una sonrisa y un cumplido, que ella esparaba una historia para ella, a solas, en una cama.
Entonces la puerta se abrio con violencia dejando entrar a un hombre de porte distinguido, envuelto en una capa y con un diario en la mano, el viento hacía remover su pelo cuasi-rubio que se asomaba bajo la capucha y que, sin una sola palabra, se sentó en la silla con el típico ruido del acero. Yezalasa rápidamente se lanzó a tomarle la comienda pues no parecía viajero desvalido de dinero que gastar.

-¿Qué desea el caballero?
El hombre se bajo la capucha, obsesionado con su diario sin apenas escuchar, dejando ver una cara que rivalizaría en belleza con el propio Johan, tras 2 segundos de silencio se giró y lanzó una mirada confundida a la camarera.
-¿Eh?
Su voz se podía considerar...de mando.
-Que que deseais tomar, señor.
-Ah, si...la carne que tengais y agua estará bien creo.
El tono de indecisión del desconocido intrigó aún más a Johan que miraba con curiosidad al recien llegado. Por desgracia no era el único. Los salteadores también le miraban y no para bien. Yezalasa calculo algo no excesivamente rápido y miro al hombre.
-Seran 3 ormis y 2 draquens por favor.
-Cóbrate.
Languidamente el hombre dejo sobre la mesa una reluciente moneda de...oro. Mal asunto, la muchacha con los ojos enormemente abiertos se llevo la moneda con velocidad hacia la cocina.
Los bandidos a un gesto se levantaron y se sentaron alrededor del forastero que no hizo visos de haberse dado cuenta de nada, leyendo su diario. Empezaron a susurrarle. No contesto nada. Empezaron a hablarle alto sobre pagos de impuestos y dinero a los hermanos. No contesto nada. Por último amenazaron. Entonces les miro, cerró el diario y con un suspiro de disgusto les sorprendió hablando.
-Disculpen, caballeros, pero sus amenazas me irritan y no tengo paciencia hoy, hace frío y estoy cansado y ya he trazado un plan para con el cual, con 57 movimientos ustedes seis acaben muertos y clavados a la pared de esta preciosa taberna, así que les agradecería que se largasen con viento fresco.
Johan se movió en silencio, el hombre le había caído bien y le iba a ayudar costase lo que costase.
Los bandidos echaron mano a las espadas...y la mesa salio volando golpeando a uno de ellos. Tras doblarse sobre si mismo un puño envuelto en acero tumbo con un golpe en la cabeza a otro de los forajidos, cuando por fin los cuatro restante sacaron las armas el desconocido ya tenía una espada larga danzando en su mano como una serpiente, con un corte en zigzag desjarretó a uno de ellos con una terrible herida, ansioso por terminar cuanto antes le decapitó antes de que el cuerpo empezase a caer. Los tres restantes recularon para reagruparse y se dieron de bruces con Johan, con una media pirueta se coló en medio de dos de ellos hacieno bailar su larga y fina espada entre sus manos empezando con "Abrir el Abanico" y siguiendo con "Paso de la Medianoche" lanzando un corte hacia abajo en vertical que fue rápidamente parado por la espada corta del bandido, Johan giro al notar el contacto del acero sobre si mismo y con una rápida estocada le corto la traquea dejandole desangrarse mientras encaraba a los otros dos. Innecesario. Uno de ellos estaba ya en el suelo, atravesado de lado a lado mientras el otro caía de rodillas con la mano derecha cortada, totalmente desarmado. Lo más sorprendente de todo esque el desconocido ya estaba de nuevo sentado, con la mesa en pie y leyendo su diario, Johan ladeo la cabeza y escuchó los pasos armados. Yezalasa había ido corriendo a por la guardia y los villanos ahora eran ellos. Los mercaderes les miraban con desprecio y los campesinos les acusarían por el mero hecho de conseguir un par de monedas a cambio de estos dos "terribles asesinos", con una sonrisa se acercó al desconocido y le explicó el asunto. Tras unos segundos de reflexión este último asintió, se levantó y se marcho con el bardo envueltos ambos en sangre.

Este fue el primer encuentro de Johan Scarlet y Alaistter, el principio de malentendidos, muertes y sangre. El principio de para lo que todos los humanos llamarían terror y crueldad sin limites. El principio de para lo que Johan sería la diversión sin parangón.

biennnn!!! me gustaaa *aplaude*me lo mire de pe a pa xd

//Me alegro mucho que os guste me da ánimos a continuar , si quereis aportar vuestro granito de arena no me negaré así robo ideas xDDD...¿He dicho robar? quería decir tomar prestadas sin permiso y...*se calla al cabar más profundamente su tumba*

buff, bravo tio, creeme que llevo leidas muchisimas historias de personajes de todo tipo, y la tuya esta genial, bin escrita, dinamica y fácil de leer.

Yo por mi te daba px y todo

Nos vemos dentro!

El Retorno del Maestro, El fin de la Obra.

Tras numerosas aventuras, encuentros y nuevas amistades Johan se sentía curiosamente tranquilo. La búsqueda de la Contenedora se había quedado en punto muerto pero tenía esperanzas, Alaistter y Jasper estaban en la misma ciudad y poco a poco varias personas iban cayendo en sus redes para conformar lo que, esperaba, pronto fuese el Apocalipsis del mundo tal y como se conocía. En resumen la “vida” era bella y nada podía ir mal.

Johan se encontraba tumbado en la mullida hierba de los exteriores de Serena componiendo una nueva melodía con hechizos entrelazados para calmar a los muertos, era algo rompedor que se le acababa de ocurrir y que les vendría muy bien a su público usual, los silenciosos féretros del camposanto. Absorto en su arpa Johan no prestaba atención a su alrededor, estaba en su propio mundo rodeado de fría y bella muerte. Él mismo había sufrido algunos cambios, su largo ahora recogido en una coleta había encanecido rápidamente volviéndose casi translúcido y su piel de un saludable tono moreno ahora era pálida y falta de color. Todo aquello le daba un toque de saludable encanto exótico que agradecía a la hora de sus inevitables flirteos.

La música que despedía el arpa al final llegó a la perfección que exigía Johan, creando una triste melodía que conmoviera cualquier corazón que lo escuchara, incluso los corazones muertos. Pero, en mitad de la melodía, un violín se alzó uniéndose a la composición, rápidamente y como si la conociese de toda la vida, sin perder el tono ni el ritmo. Johan solo conocía a un Bardo con el talento suficiente para hacer eso sin ni siquiera titubear y, cuando la canción terminó los delatores taconazos sobre la roca delataron el proceder. Delante de él había un elfo envuelto en cuero negro, con dos espadas cortas colgando de las vainas al cinto y un violin de la mejor madera marcada con runas de arcano poder. Johan se levantó de inmediato con una sonrisa auténtica en sus labios.

-¡Maestro, has vuelto!-Vondarlak miró sonriente a su aprendiz mientras esquivaba el abrazo del humano.

-Sin tantos aspavientos Johan, siempre has sido un humano engorrosamente empalagoso.

Johan miraba con curiosidad a su maestro, no era normal que apareciese aquí y ahora, aunque Vondarlak en si mismo no era normal.
-¿Qué le trae aquí, maestro? No es normal tener la gracia de veros, sobretodo desde hace 5 años.

La sonrisa de Vondarlak se congeló en su rostro, produciendo una mueca que inspiraba las peores promesas del mal.

-Querido Johan…me han dicho que estás tocando mucha música extraña, y dedicándote en exceso al Culto…

-¿Um? En absoluto maestro, bueno, algo me he unido al culto en si y a dos de sus sacerdotisas, pero al estar tan disperso pensé que unificarlo sería una buena idea.

-Ahá… ¿E Ildemor?

-Veo un gran potencial en ello maestro, para el culto.

Vondarlak dio un paso adelante mientras guardaba su violín con cuidado y lo dejaba a un lado.

-Has traicionado mis enseñanzas, Johan, el Bardo de la Muerte es neutral, neutral en todo, te estás moviendo por tu propio beneficio y el de un sector del Culto, sin contar con tus últimas acciones y tus paganas canciones. Mereces un castigo.

Johan le miraba sin entender.

Vondarlak desenvainó lentamente las espadas cortas.

-Se inteligente, montaña de pelo andante y saca tu arma, sino, no será divertido.

Johan desenvaino su espada en la pose de “Rayo Ascendente” para bloquear la rapidísima daga que había sido lanzada, de la nada, por su maestro.

Y la danza empezó, Vondarlak se abalanzó sobre su aprendiz girando sobre si mismo, bailando una danza mortal intercalando los espadazos con las patadas y los puñetazos. Johan iba retrocediendo más y más intentando coger el tempo de su adversario “Lluvia de Otoño” fue respondida con “Tigre Rampante”, “Descontrol de la Golondrina” rota por “Roca alzada”, poco a poco Johan empezaba a coger la velocidad de su maestro. Él había mejorado mucho y su maestro no se lo esperaba. Usando su fuerza superior, Johan lanzó a su maestro hacia atrás y tomo aire sonriéndole con fiereza.

-No se que os ocurre maestro, pero si intentas matarme lo vas a tener difícil, soy mejor que hace 5 años.

Vondarlak miro con compasión a su discípulo.

-¿Te haces un poco fuerte y algo rápido y ya tienes esa arrogancia?

El humano tan solo pudo mirar con sorpresa como el final de la frase era dicho al lado de su oreja, saltó hacia atrás llevándose un leve corte en el hombro derecho. Miro hacia su maestro poniéndose en guardia.

Demasiado tarde.

Otro filo le cortó en la espalda abriéndose paso entre acero, carne y músculo, con un grito de dolor se giro para plantar cara, pero Vondarlak era demasiado rápido, no podía seguir con su mirada los movimientos de su maestro que le laceraba una y otra vez, hasta que al final, rendido y escupiendo sangre por la boca, se dejo caer sobre las rodillas, derrotado.

Vondarlak se acercaba taconeando lentamente.

-Johan, para adorar al dios de los difuntos hay que sacrificar lo que uno mas aprecia.

Un pequeño mazo hizo aparición en la mano del elfo mientras, cariñosamente, le quitaba los guantes de acero a Johan. Gritos de dolor, de ira y de pura desolación se alzaron por toda la zona, espantando a las criaturas de la mañana.



Con un grito y el sudor bañando su cuerpo Johan se despertó de su horrible recuerdo y miro rápidamente sus manos, los dedos no volvían a estar rotos, había consultado con clérigos y sacerdotes pero ningún poder podía reestructurarlos del todo y con esos dedos nunca podría volver a tocar música.

Johan estaba vacio por dentro, y en el vacio, encontró la oscuridad.

Me ha encantado, me sumo a los comentarios de los demás, escribes muy muy bien.

-Así queda sellado, por el Supremo y su poder, que nosotros los Primeros conformaremos la Orden de la Calavera.

La susurrante voz del hombre encapuchado se podía escuchar de lado a lado del cementerio donde se encontraban. El plan había empezado como una locura y se iba conformando y asentando cada vez más, pronto el culto a Necros sería unificado por la Orden que él, con ayuda, había creado.

-Hemos de tener cuidado de no dejar pistas de nuestra existencia. Una voz femenina se alzó sobre el resto, imponiéndose. La túnica escondía el cuerpo de la mujer pero esa voz suave y susurrante no podía ser confundida, era una voz hermosa. Xara estaría celosa si supiese que Johan pensaba eso de la mujer.

-A pesar de que ya sospechan de algunos de nosotros, ¿Verdad, Segador?

Un comentario en tono gracioso, unas miradas cómplices, un encogimiento de hombros.

-Es cierto, todos me tienen por esbirro del mal desde que acabé con Crhistan y además es inevitable que alguien como yo sea dilapidado por la opinión pública, no obstante nadie podría creer que soy de la Orden, soy demasiado independiente y mandón para ello.

Otro hombre, este envuelto en una armadura más negra que las sombras se adelantó para hablar.

-Nuestro líder es fuerte y su poder grande, probablemente es el mejor espadachín de Serena y los dones que le da el Supremo, formidables, no hay nada que temer.

Johan miraba a todos y a cada uno de ellos, envueltos en sus armaduras, capas y yelmos, él era una de las dos personas que estaba totalmente informado de las identidades de los miembros de la Orden. Eran, como él mismo había planeado, miembros destacados de la sociedad, nobles, filósofos, mercaderes…gente que gracias al poder de la oscuridad medraba, se enriquecía y corrompía todo a su alrededor. Quien buscase acabar con la Orden debía buscar acabar con él mismo.

Johan se adelantó para hablar.

-No hemos de fiarnos de nada, ni de nadie. Nadie nos buscará a nosotros, nosotros buscaremos a los miembros potenciales, serán “invitados” a unirse, pero nadie rechazará ese honor, aquellos que lo hagan serán Devorados.

Todos asintieron al unísono dando esas palabras por aceptadas y entendidas. Un hombre envuelto en sombras dio un paso adelante pidiendo la palabra.

-Rumores sobre nigromantes en el desierto circulan por Serena, al parecer varios de los aventureros de Serena ya luchan contra ellos ¿Qué hacemos con esos blasfemos que utilizan su poder sin aceptar al Supremo?

La mujer se adelantó sin dudar y habló mirando a todos.

-Destruirlos, hemos de enviar a alguno de nosotros a matarlos a todos, Scarlet ya hizo un buen trabajo con el blasfemo Dalal que utilizaba su magia en contra del culto ¿Te ocupas tu?

Johan pasó su mano por su pelo escarlata, recién teñido con magia para acabar con el encanecimiento por el Quiste Madre, rojo como la sangre, rojo como su apellido.

-Me gustaría, no obstante he oído que el primer interesado es el samurai Kyouji, un respetable guerrero que ya no se fía de mi, Angrod anda últimamente desaparecido por una enfermedad grave y sin su intercesión no podría formar parte del grupo sin problemas, pero tengo una idea sobre mi sustituto o sustituta.

Todos asintieron a Johan, se volvieron a mirarse y volvieron a hablar, temas oscuros, temas sobre como la Orden infectaba, sin que nadie lo supiera, de los más bajos estratos a los más altos de la Sociedad, era un gran monstruo tentacular, un “Kraken” que se movía envolviendo su presa. Johan estaba impaciente por devorarlo todo.

La nieve se agolpaba al intentar entrar en la capucha del guerrero que caminaba pesadamente enterrando sus piernas hasta la rodilla, el crujido rítmico de su armadura acompaña sus movimientos, y el ondear de su capa hubiera hecho que pareciese un héroe en busca del villano que vencer.

Era una pena que Johan Scarlet no fuese un héroe, su búsqueda era clara, había un templo escondido en este Valle Helado en donde podrían sanar su indisposición actual para la magia, bloqueada al parecer por un encantamiento de su maestro en su último encuentro.

Johan iba a necesitar magia si quería enfrentarse a él y aumentar su poder para la Orden; si, la magia era vida y aquellos que la habían saboreado sabían a que se refería, la magia es a la vez un don y una adicción, el bullir de la sangre al lanzar un hechizo, el poder de modificar la realidad con unas palabras y un gesto…era un don que pocos tenían y aún menos que la utilizaban para bien, Johan no iba a ser uno de estos últimos.

Sumido en estas reflexiones, el guerrero apenas se dio cuenta del ligero temblor de tierra, pero si se dio cuenta del segundo, y del tercero…temblores rítmicos, temblores como pasos. Algo venía hacia él lo suficientemente grande para hacer temblar el Valle, y Johan solo conocía unos cuantos seres que podían hacer temblar la tierra. Uno era uno de esos seres que el clérigo Therlock convocaba, “dinosaurios” los llamaba, el otro…

La nieve se rompió y agrietó delante de él pariendo un ser blanco de enormes proporciones que blandía un hacha 3 veces más grande que Johan.

…¡El otro era un maldito gigante de hielo!

Johan saltó rápidamente a un lado esquivando el hachazo que pareció partir hectáreas de nieve, desenvainó su espadón y se lanzó sobre el gigante con una estocada ascendente “Partir de Rocas”. El hacha del gigante se movió anormalmente deprisa y detuvo la estocada sin problemas. Con otro grito el gigante lanzó otro hachazo, horizontal, que Johan intentó detener con el espadón, la enorme fuerza del gigante le lanzó volando ileso contra la nieve por la que rodó metros, con un salto Johan se levantó y aferró su espadón de nuevo con fuerza, iba a vencer, seguro, corrido hacia el gigante efectuando “Rayo que parte la luna” para pasar rápidamente a “Descontrol de la Golondrina”…

…Agitando la cabeza Johan miró al gigante que se acercaba pesadamente, tras 30 minutos de combate Johan tenía varias fracturas por los golpes recibidos y un leve corte en el costado por una esquiva mal efectuada, mientras que el Gigante apenas sí tenía cortes por su dura y resistente piel, Johan jadeaba por el esfuerzo hasta ahora, el Gigante tan solo se acercaba pesadamente y parecía que no había empezado a sudar, la peor desventaja entre Johan y el Gigante era la dura piel de este, que le denegaba cualquier oportunidad de efectuarle una herida grave.

Johan buscaba ansioso un lugar blando donde atacar, mientras retrocedía recorrió de arriba abajo con la mirada al Gigante hasta que…era tan fácil. Las ideas pronto se agolparon en su mente deseosas de lanzarse a la palestra.

Johan cogió con fuerza su espadón con ambas manos recubriéndolo de poder divino y golpeó el suelo con todas sus fuerzas creando una explosión enorme de poder que levantó kilos de nieve dispersándola con el viento creando un muro infranqueable para la vista en forma de ventisca artificial, la nieve de alrededor tembló y se desplazó llevándose consigo el ya precario equilibrio del mastodonte y haciéndole caer de rodillas un instante.

Johan se aprovechó de inmediato, corrió hacia el lugar don de el gigante había caído y saltó al dorso de su mano, luego al brazo y al hombro, el gigante se levantó rápidamente e intentó cogerlo con la otra mano. En precario equilibrio Johan corto su palma con una rápida estocada que hizo que retrocediese lo suficiente, del hombro se lanzó hacia la barba del gigante y trepó rápidamente por ella mientras esquivaba un nuevo manotazo del gigante, por fin, se aupó en la barba con el espadón listo…para clavarse en el ojo del gigante.

-¡Da igual lo dura que sea tu piel, no existe un ser en el cual su ojo no pueda ser cortado!

Con un grito triunfal Johan atravesó su ojo y lo rajó de arriba abajo, sacándoselo. El gigante malherido se tambaleó hacia atrás pero Johan no le dio cuartel y mientras caía hacia atrás lanzó más y más cortes en toda la cara cortando su nariz y rajando los labios. La sangre blanquecina del Gigante empañó la armadura de Johan y cuando el gigante tocó el suelo, estaba muerto.

Con un jadeo Johan se levantó pesadamente y envainó su espadón tras limpiarlo adecuadamente de la pegajosa sangre. Aún quedaba mucho camino hacia el templo…

Las ruinas de un Castillo antiguo a toda época saludaban burlonas a un Johan desesperado, había buscado 3 días por todo el Valle hasta dar con este castillo derruido que parecía ser lo que había buscado, las antorchas estaban encendidas pero nadie vivo había a la vista, Johan recorrió todos los corredores, todas las habitaciones no había nada en ninguna, pero en un oscuro pasillo, un malsano resplandor iluminaba el lugar procedente de una puerta sellada.

Johan abrió la puerta y se vio envuelto en una luz terrible que le obligó a cerrar los ojos por temor a perderlas, las voces de la magia rodeaban sus oídos mientras la luz le tragaba más y más, formulas y hechizos aparecían ante sus ojos cerrados sin que pudiese entenderlos, de repente un dolor terrible sacudió su cuerpo y Johan se dio cuenta de que iba a morir, de esa no salía…

Johan abrió lo os ojos por tercera vez, estaba en una estepa helada encima del cadáver de un Gigante que él mismo había matado. El recuerdo de un Castillo le vino a su mente pero lo desechó, la búsqueda era una ridiculez metafórica y tenía que volver a Serena de una maldita vez…no obstante, había algo nuevo en él, algo raro…su sangre bullía de nuevo, la magia había vuelto a él.

Johan sonrió.

Sabes que mañana nos veremos en persona y comentaremos sobre esto y varias cosas, pero hay algo que tenia que dejar constancia aqui.

Johan escribió:

Gigantes & Mazmorras

-¡Da igual lo dura que sea tu piel, no existe un ser en el cual su ojo no pueda ser cortado!.

¿Tantas ganas tenias de que Johan se pareciese a Kenpachi?

Ken-chan rules.

Obtienes pipas . Avisame dentro cuando me veas.