Una peculiar figura

Serena es una gran ciudad. Una enorme mancomunidad que reune a todo tipo de personas sin importar el credo ni la procedencia, así que era un buen lugar para empezar. Un sitio nuevo, donde nadie le conocería y si alguien llegaba a hacerlo...sería momento de poner las cosas en su sitio.

Era una tarde de verano, cuando la figura oscura, entró en la ciudad. La ciudad era mucho más grande de lo que pensaba

- Perfecto. Así pasaré más desapercibidamente - musitó.

Pasaron los días, hasta que poco a poco, fué familiarizandose con personas y lugares y como no, finalmente, llegó a encontrar "el Cementerio"

Al amparo de la noche, se pasaba horas y horas, visumbrando el lugar; la oscuridad y el silencio reinante en el lugar; pero, carecía de la siniestridad que debería de caracterizar a la zona, así que....

Apenas pasaron unos pocos días. Relacionandose con las personas, con los parajes, la verdad es que Serena, es un lugar, definitivamente peculiar. Lo unico que se mantiene a rajatabla es la Ley

Finalmente, tras deambular por la ciudad, finalmente, tomó la decisión; era el momento de dar el primer paso.

Tras adentrarse en el Cementerio, no pudo mas que extrañarse de que el lugar, parecía estar habitado; ya que encontró rastros nauseabundos de desechos, de animales y demás porquería.

Tras ataviarse adecuadamente, comenzó a andar por los corredores y pasillo, en busca de aquello que habitaba en el lugar. Tras apenas caminar unos metros y tras doblar un recodo, algo inerte en el corredor, apareció ante su vista. A medida que se acercaba, vislumbró a la figura yaciente; una extraña criatura semihumana de rasgos reptiloides. Y parecía perfecto, ya que parecía estar ciertamente muerto.

En la zona, había aparte del cadaver un silencioso testigo de que no hacía mucho, algo o alguien había pasado por el lugar, ya que el suelo estaba teñido del rastro de la muerte y la destrucción. Sangre

Se acercó a la figura y al hacerlo, alzó su mano con su instrumento de guerra y a apenas dos pasos, se detuvo.

- En nombre de Necros, alzaré mi propio Imperio de muertos! Lo juro, por el más excelso Señor! Y como prueba de ello ... - Sus palabras rebotaron de una a otra pared formando un eco sobrecogedor.

Tras expresar las palabras, se acercó al cuerpo. Tras inclinarse, apoyó su enguantada mano sobre el pecho del cuerpo yaciente, en el cual no se sentía ni una pizca de vida.
- Oh! Gran e Imperecedero Necros! Otorgadme vuestra venia! Insuflar en vuestro instrumento, vuestra energía Otorgadme el placer, de alzar este cuerpo, en vuestro nombre! - Tras lo cual, cerró su mano sobre el pecho del cadaver.

A modo de respuesta a los esfuerzos, el cadaver abrió los ojos y con una voz tosca y gutural respondió a las siniestras plegarias. - Cuando seas digna de ello - Sin apenas dar tiempo a nada más, el cuerpo, cayó contra el suelo empedrado.

Tras hincar una rodilla, al lado del cadaver, no pudo más que expresar quedamente - Sea, Gran Señor!

Sus ojos, relucieron entonces, brevemente, con un tinte carmesí y musitó
- Demostraré ser digna, de vos! Os traeré sacrificios, para que sacieis vuestra hambre inmortal!

Entonces, los ojos del cadaver se abrieron y gritó, como si de un humano se tratase ENTONCES DAR MUERTE!!!!!!!!!!
Apenas le dió tiempo a reaccionar, cuando oyó unos rasposos pasos tras de sí y pudo vislumbrar un grupo que se acercaba por detrás.
Rió histéricamente, a coro con la voz de ultratumba y se encaró contra el desafiante grupo. Tras paenas darse la vuelta, el saurion yaciente, avatar por momento del dios Necros de desplomó de nuevo, definitivamente

Pereced! Y sed pasto, para saciar el hambre del más excelso Dios! - Y en ese instante, se abalanzó sobre las criaturas.


.....