† Edeä. Bruja del Telar de la Urdimbre Oscura †

PROLOGO

El alba despunta en el horizonte bañando con su suave luz la ciudad de Serena marcando las horas irrefrenablemente.
Un suave olor impregna el día. Un olor a hierba verde recién cortada, a fresco fresno, a flores y rocio, y a profunda tierra mojada.

Los finos haces de luz se filtran por la persiana de mi habitación creando un juego de luces y sombras en este silencio reinante, que lo engulle todo, tiñendo de melancolía mi mañana.

Aun permanezco con la mirada perdida en la amplia cama de la posada, con mis largas piernas enredadas en las sábanas, sintiéndolas pesadas, tan pesadas como el latido de mi corazón que martillea en mis sienes… y estos sentimientos encontrados que despiertan mis fantasmas de un pasado que se me antojaba distante, lejano.

Me encojo y rodeo mis piernas con mis brazos, mientras mi cara se hunde entre mis rodillas y mi largo cabello níveo me cubre como un manto protector hasta derramarse como una cascada de rumorosa espuma blanca hasta el suelo.

Con parsimonia bajo de la cama, y con mis pies desnudos recorro la habitación hasta dar con el enorme espejo de plata bruñida que reina en este cuarto desolado, analogía de cómo me siento...

Su reflejo me devuelve la imagen de una hembra hermosa, y me obligo a sonreír. Un minuto, dos minutos, cinco. La sonrisa ha vuelto a mí, y mi lado frívolo y despreocupado sale a la superficie, para que la que soy yo pueda descansar a resguardo seguro bajo la máscara que he creado. Una pantomima de lo que soy en verdad.

Mientras me subo las medias y me pertrecho con tranquilidad oigo como golpean a la puerta de mi habitación con los nudillos. El sonido hueco que produce hace que salga de mi ensimismamiento.

Hoy Aerlin ha sido puntual… solo hoy. Si tan si quiera hubiésemos llegado antes, si no hubiéramos demorado en juegos infantiles, en chanzas o algarabías… si tan si quiera...

“Dame un beso mortecino entre las flores funerarias cuando nuestras almas descansen bajo la tierra de Eternia”

Edeä
Bruja del Telar de la Urdimbre Oscura